Narra Jessica.
La profesora insistió un par de
veces más en subir a ver cómo se encontraba Des pero conseguí hacer que
desistiera, a cambio de que sería yo quien iría a verla. Le pedí la tarjeta que
abría la habitación a Niall y subí en el ascensor hasta la planta en la que se
encontraba. Abrí la puerta y me la encontré tumbada en la cama boca arriba.
-¿Qué tal estás, Des? –pregunté
acercándome a ella. Me senté en la cama.
-Bien, supongo.-contestó.
-¿Por qué no te vienes a dar una
vuelta? –sugerí.
-No quiero verle la cara,
gracias.-respondió y suspiré.
-Des.-la llamé y me miró.- Tienes
que pasar página.-hablé.- O perdonarle y volver con él.
-Eso nunca.
-Pues pasa página.-repetí.- Pero
no puedes seguir así.
-Créeme que es lo que intento
pero estar con esa víbora de compañera de habitación no ayuda mucho.-murmuró.
-Hablando de la víbora.-dije.-
Supongo que te gustaría librarte de la tortura de dormir con ella lo que queda
de viaje.
-Eso me gustaría pero es
imposible.-dijo resignada.
-De eso nada, monada.-la hice
reír.- He pensado cambiarte el sitio.-hice una pausa.- Tú irás a dormir con Tay
y yo me quedo con esa.-hice una mueca de asco.
-¿De verdad harías eso por mí?
-¡Pues claro tonta! ¿Por qué si
no crees que te lo digo? –inmediatamente se abalanzó sobre mí para abrazarme.
-¡Gracias, gracias, gracias!
–gritó.- Pero…¿y si se lo dice a la profesora?
-Ya me encargaré yo de que no se
chive.-afirmé.- Me están esperando abajo, ¿de verdad que no quieres venirte?
-Quizás esta tarde me una a
vosotros.
Narra Louis.
Esperamos a que Jess bajara para
irnos a recorrer la ciudad, como llevábamos haciendo cada día del viaje.
Estuvimos dando una vuelta, visitando los sitios más emblemáticos de Sienna
hasta que llegó la hora de la comida. Con todo lo que había pasado no tenía
muchas ganas de comer así que, decidí volver al hotel a pasar la tarde tumbado
en la cama. Me despedí de todos y caminé de vuelta. Unos minutos después, me
encontraba subiendo en el ascensor, camino de mi habitación. Introduje la
tarjeta y abrí la puerta.
-¿Niall? ¿Tú también vienes a
meterme presión para que vaya con vosotros? –Mierda. Mierda. Mierda. Había
olvidado completamente que ella estaba en la habitación.- ¿Niall? –preguntó
saliendo al pequeño pasillo que había en la habitación pero se quedó estática
al verme.
-Lo siento, no quería molestarte,
Des.-dije.
-Será mejor que me vaya.-murmuró
y caminó hacia donde yo estaba para salir.
-¿Dónde vas a ir? ¿Al pasillo de
nuevo? Vanessa anda por ahí, no tienes llave.
-Estar en el pasillo será mejor
que quedarme en tu compañía.-dijo dura.
-Ni siquiera me diste la
oportunidad de explicarme.-le reproché.
-¿Para qué? Aquel video era
demasiado claro. Lo entendí sin necesidad de explicaciones.-habló de nuevo con
ese tono frío en su voz. Intentaba mostrarse fuerte, tal y como Niall había
dicho, pero no lo era. Esto la estaba destrozando por dentro, igual que a mí.
Narra Destiny.
-Sé lo que viste pero no-empezó a
hablar de nuevo.
-¿No qué, Louis? ¿No eras tú?
¿Eso es lo que vas a decirme? –negó levemente con la cabeza.-
-Era yo pero estoy seguro de que
ella me drogó o me emborrachó o no sé, algo me hizo.-intentaba explicarse.-
Nunca te engañaría y lo sabes.
-No, no lo sé, Louis. Me
engañaste una vez y esa fue la segunda. No me pidas que caiga una tercera
porque no lo haré.-respondí.
-Des, me hizo algo, ¿es que no lo
entiendes? ¡Es como si no fuera yo! –dijo exasperado.
-No hay pruebas de eso.
-Las encontraré. Te demostraré
que no era consciente de lo que hacía, lo prometo.-dijo mirándome a los ojos fijamente.
-No hace falta, Louis. No pierdas
el tiempo.-salí de la habitación y él me siguió.
-¿Qué?
-Lo que has oído. Me dan igual
las pruebas. Tomé la decisión de no seguir contigo aquel día y no la voy a
cambiar.
-No puedes hacerme eso, Des.-sus
ojos azules empezaron a tener ese brillo característico que aparece cuando las
lágrimas empiezan a llenarlos.-
-Tú tampoco podías y lo
hiciste.-apretó los labios.- Ahora estamos en paz.-dije antes de salir casi
corriendo por el pasillo.
-¡Pero te quiero, joder, Des, te
quiero! –le escuché gritar y poco a poco fui aminorando el paso hasta salir por
una de las puertas de emergencia. Me senté en los escalones y, una vez más, las
lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas.
Narra Niall.
-Creo que deberíamos parar a comer
ya.-por una vez no fui yo el que habló sobre comida. Gracias, Tay.
-La apoyo completamente.-dije
sonriendo.
-Pues venga, busquemos un
sitio.-propuso Liam.
Nos llevó tan solo unos minutos
entrar en una pizzería. Pedimos una mesa, nos sentamos y una camarera nos trajo
la carta con toda la variedad de pizzas que había allí.
-Oye, ¿y Louis? –preguntó de
repente Gia.
-Ha vuelto al hotel, no se
encontraba bien.-contestó Zayn.
-¿Dices que ha vuelto al hotel?
–pregunté. Él asintió.- ¡Oh, genial! –exclamé.
-¿Se puede saber qué pasa? –me
preguntó mi chica.
-Que Des está en su habitación.-se
me adelantó Jess.
-No tiene por qué pasar
nada.-comentó Liam.
-¡Claro, seguro que están
charlando tan normal! –dije yo.
Venga, ¿es que ninguno se daba
cuenta que después de lo que había pasado lo peor que podía pasar era que se
encontraran? Al parecer, no.
-¿Dónde vas? –me preguntó Harry
cuando me levanté.
-Al hotel. A traer a Des para
acá.-respondí.
-Ni se te ocurra hacer ninguna
tontería.-me advirtió Bec.
-Voy contigo.-dijo Harry, se levantó
y ambos salimos del restaurante.
Fuimos en silencio todo el camino
y andando bastante rápido. Al llegar al hotel, directamente subimos a mi
habitación y llamé un par de veces a la puerta.
-¿Dónde está Des? –pregunté en
cuanto abrió la puerta.
-Se fue hace bastante por
allí.-contestó serio, señalándome con el dedo la dirección que había seguido mi
amiga.
Narra Rebecca.
Como una media hora después,
Niall y Harry volvieron acompañados por Des. Nos saludó a los demás pero no
traía buena cara. Comieron ellos tres mientras los demás estábamos ya con el
postre y ella nos contó su versión de todo lo que había pasado durante las
horas anteriores y cuando Louis y ella se habían encontrado hacía tan solo un
rato.
-Yo voy a ayudarle con las
pruebas.-comentó Zayn.
-No servirá para nada. No quiero
pruebas de nada.-dijo Des.
-No seas cabezota.-le dije yo.-
Todos sabemos que sigues enamorada de él.
-Bec tiene razón.-comentó Gia.
-No creo que tú seas la mejor
para hablar de esto.-le contestó ella.
-En realidad, Des.-habló Jess.-
Todos vamos a ayudarle. No le veo capaz de engañarte, lo siento pero no puedo creer
que lo hiciera consciente de ello.-Des resopló.
-Haced lo que queráis.
-¿No le perdonarías si
consiguiera demostrarte que no fue su culpa? –preguntó Tay. Ella se quedó en
silencio.
-Tú le quieres.-habló Harry
ahora. Creo que la estábamos atosigando entre todos.-
-Pero eso no significa que quiera
volver con él, Hazza.-afirmó.
La cosa estaba chunga, debía
reconocerlo y eso que yo solía ser bastante positiva. Pero algo me decía que
entre todos lograríamos ayudar a Louis a recuperar a la cabezota de mi amiga.
Narra Liam.
Después de comer, caminamos otro
rato, haciéndonos alguna foto y riendo la mayor parte del tiempo. Cenamos y,
como ya era habitual, volvimos al hotel a que la profesora pasara lista. Tras
asegurarse que estábamos todos, nos dejó subir a las habitaciones. Acompañamos
a las chicas, en mi caso a Des y Tay que esta vez dormirían juntas.
Los días siguientes siguieron
igual de bien, al menos para mí porque la tensión entre Louis y Des seguía notándose
en el ambiente aunque entre todos intentábamos disfrutar del viaje. Los dos
días siguientes a Sienna los pasamos recorriendo varias ciudades y pequeños
pueblos costeros hasta que al fin, llegamos a la esperada capital italiana:
Roma. Allí pasaríamos el día siguiente finalizando así nuestro viaje de fin de
curso.
Llegamos en autobús, era de noche
y al pasar cerca del Coliseo los flashes de todas las cámaras empezaron a
dispararse. Nos llevaron hasta el hotel y salimos a cenar, aunque pronto
volvimos para meternos en la cama, llevábamos casi todo el día subiendo y
bajando del autobús y estábamos bastante cansados.
Narra Taylor.
-¡Vamos, dormilona! –le grité a
Des que desde hacía algunos días era mi compañera de habitación.
-Cinco minutos más.
-Me adelantaré en la
ducha.-canturreé y esa fue la frase que la hizo levantarse.
-Pero serás capulla, ¡si ya estás
duchada! –me gritó al ver que ya estaba casi lista: solo me faltaba vestirme.
-Venga, deja de quejarte y ve a
ducharte. ¡Roma nos espera! –grité entusiasmada.
Mientras ella se metía en la
ducha yo me agaché para buscar en mi maleta algo qué ponerme para aquel día.
Seguía haciendo mucho calor así que opté por unos vaqueros cortos y una
camiseta de tirantes, acompañados por un par de zapatillas, lo mejor para pasar
todo el día andando.
Una vez estuvimos las dos listas,
bajamos a reunirnos con los demás para desayunar. Cuando terminamos de reponer
fuerzas, salimos del hotel. Nuestro primer objetivo del día sería visitar el
Vaticano para lo que teníamos una visita concertada con el instituto, era así
como una visita obligada. Pasamos allí gran parte de la mañana y es que,
aquello era enorme, era como una mini ciudad dentro de la propia Roma.
-Recordad, os quiero antes de las
doce en el hotel. Mañana madrugamos para coger el avión de vuelta a
Londres.-avisó nuestra profesora antes de darnos permiso para desperdigarnos
por ahí.
-¿Las doce? ¡Es el último día! –protestó
Vanessa.- Quedamos en que podríamos salir hasta más tarde, iríamos a la
discoteca del hotel, una especie de mini fiesta.-expuso. La profesora rodó los
ojos y el resto de compañeros –entre ellos incluidos casi todos nosotros-
empezamos a pedirle que nos dejara salir esa noche.
-Está bien, está bien. Solo hasta
las tres.-accedió. Bueno, algo es algo.
Narra Zayn.
Después de visitar el Vaticano y
conseguir alargar la hora del toque de queda tres horas, salimos a explorar la
ciudad de Roma. Lo primero que hicimos fue ir a ver el Coliseo y el arco de
Constantino. Caminamos por las calles principales de la ciudad y hasta incluso
hicimos alguna que otra compra.
-¿Qué nos falta? –preguntó Liam a
Des que era la que llevaba el mapa.
-La Fontana di Trevi.-respondió.
-Perfecto.-comentó Niall.
-Vamos allí y luego volvemos al
hotel para arreglarnos.-dijo Tay.
Todos estuvimos de acuerdo con
aquello y pusimos rumbo a aquella fuente en la que se suponía que teníamos que
tirar algunas monedas de espalda con la mano derecha sobre el hombro izquierdo.
Llegamos cuando casi estaba anocheciendo, haciendo que la belleza de aquel monumento
aumentara considerablemente. Los diez empezamos a sacar monedas del bolsillo
para, a continuación, tirarlas a la fuente. Según había leído; si tirabas una
moneda, volverías a Roma; si tirabas dos, te enamorarías de alguien de la
ciudad y si tirabas tres, te casarías allí.
-¿Ya has tirado las monedas? –me preguntó
mi novia, acercándose a mí con su impresionante sonrisa.
-¿Las? ¿Cuántas has tirado tú? Yo
solo una.-dije.
-¿Una?
-Claro.-contesté rodeando su
cintura con mis brazos.- ¿Para qué quiero tirar dos si ya estoy enamorado?-ella
sonrió ampliamente.- Y tres…puff.-resoplé.- Aún queda mucho para que me case.-ambos
reímos.
-Buena explicación. Yo he tirado
dos.-abrí los ojos como platos y ella rió.- Que no, bobo. No cambio a mi chico
por ningún romano.-y dicho esto, unimos nuestros labios.
Narra Gianna.
Volvimos al hotel y nos
arreglamos un poco para salir de fiesta aquella noche aunque en realidad, no
saldríamos del hotel.
-¿No vas a bajar, Claire? –le pregunté
a mi compañera mientras me miraba en el espejo una última vez. Había sacado
unos pantalones cortos negros de la maleta y me había puesto una camisa azul
clarita remangada hasta el codo que había echado por si refrescaba por las
noches.
-No, estoy demasiado cansada y
mañana hay que madrugar mucho.-respondió.
-Tampoco creo que vaya a ser gran
cosa.-dije.
-A ti se te ve animada.-comentó y
enrojecí.
-La verdad es que voy a hacer
algo que llevo mucho tiempo meditando.-contesté.
-Oh, vaya, pues suerte entonces,
Gia.-me dijo sonriendo. Le devolví la sonrisa y cogí un poco de dinero, lo
guardé en uno de los bolsillos junto al móvil.- Pásalo muy bien.
-Gracias.-dije antes de salir de
la habitación.
Salí al pasillo y bajé en el
ascensor. En la recepción estaban los demás esperándome, al parecer, esta vez
era yo la última, y caminamos hasta la discoteca. Empezamos a bailar, beber –solo
refrescos porque al ser menores no se nos permitía beber- y dispersarnos por el
local a nuestro antojo. Un rato después, le divisé asomado en una pequeña
terracita y supe que ese era el momento que había estado esperando.
Narra Harry.
Todo el mundo bailaba,
disfrutando del último día en tierras italianas pero yo estaba agobiándome un
poco. La temperatura de aquel día de verano era muy alta y si a eso le añadimos
el local y un montón de gente concentrada pues el resultado era un ambiente
abrasador. Decidí salir a tomar un poco el aire a una pequeña terracita desde
la que se divisaba una preciosa vista de Roma.
-Hey, I’ve been watching you all night, there’s something in your eyes,
saying: c’mon, c’mon and dance with me baby.-escuché la letra de mi
canción. Sabía que era su voz. No podía ser de otra persona más que de mi chica
de rizos. Me giré y efectivamente, era ella. Se acercaba a mí mientras seguía
con el estribillo.- Yeah, the music is so
loud, I wanna be yours now, say c’mon, c’mon and dance with me baby.-se
calló cuando estuvo frente a mí.
-¿Y esto? –pregunté esbozando una
pequeña sonrisa.
-Cuando me dedicaste esa canción
fue la misma noche en la que nos besamos por primera vez.-explicó con sus
mejillas ligeramente rojas.
-Lo sé.-coloqué uno de sus rizos
tras su oreja.- ¿Y qué pasa? ¿A qué viene recordar eso ahora?
-A que quiero volver a ser
tuya.-susurró y si no hubiera sido por lo cerca que estábamos, no la hubiera
escuchado.
-¿Qué? –mi sonrisa no podía ser
más grande. No podía creer lo que estaba diciendo.
-Te quiero y te necesito, Harry.
Y ya no aguanto más, ¡estamos haciendo el idiota!-alzó la vista para mirarme.
Me había quedado callado, tan solo observándola con una sonrisa imborrable en
la cara.- Harry, di algo por dios.-dijo soltando una risita nerviosa. Pero no
dije nada, tan solo agarré su barbilla con mis dedos para terminar con esa mínima
distancia que existía para volver a probar sus labios de una vez por todas.
¡Hola, hola! Vengo con mucha prisa porque me tengo que ir a cenar. Solo diré dos cosas: la primera: GIA Y HARRY JAHBSDJHSDBFJHDBJHF. La segunda: SOY LIBRE. ¡HE ACABADO LOS EXÁMENES! WOHOOOO. Bueno, eso, que hoy no me puedo enrollar mucho, espero que os haya gustado el capítulo. Os veo el viernes en Our Little Secret.
Love,
Sarai.